La perdida de una persona allegada, sobre todo en la juventud, aquella primera perdida siendo consciente plenamente de ella.
Esta semana, amigos y compañeros, entre ellos mi hija, tuvieron a la fuerza que aprender como llevar ese dolor, esa perdida de un compañero.
Recordé mi primera perdida, la de ese allegado en la juventud y comprobé que seguimos afrontando el dolor de la misma forma que antaño, solo que con otros medios a su alcance: haciendo piña, unidos, recordando sus cosas favoritas, sus ídolos, sus azañas, aventuras y compartiendo nuestros recuerdos de los momentos vividos en su compañía.
Hoy no se juntan en el patio de casa, en el barrio o en la puerta de la escuela, hoy tienen las redes para recordarle, desahogarse y pedir unas palabras de cariño a sus ídolos. Eso les hace más fuertes para afrontar los primeros y peores días. Si además el ídolo en cuestión les corresponde con un tuit, la satisfacción de poder haber hecho algo por el amigo o compañero les aliviará y hará más fácil el camino al asentamiento del dolor. Hasta que el tiempo solo inunde sus pensamientos del recuerdo de las cosas bonitas, graciosas y aventuras que vivieron juntos.
Nunca le olvidarán, pasará a formar parte de sus vidas y dejaran un rincón de sus corazones solo para él.
Por desgracia la vida es dura y suele golpear a los mejores.
DEP por siempre en sus corazones...
e indudablemente también en el mío.
Posdata:
Otra cuestión es el dolor de esos padres, para ellos es mi pensamiento constante.
Mar, rosa azul.
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